A lo largo de la historia, ciertas joyas famosas han trascendido su función ornamental para convertirse en símbolos de poder, amor y tragedia. Estas piezas legendarias no solo destacan por su valor material, sino también por las fascinantes historias y personajes que las rodean. A continuación, exploramos algunas de las más emblemáticas:

Índice

El collar de Patiala

Encargado en 1925 por el maharajá de Patiala a la casa Cartier, este collar es una obra maestra de la joyería. La pieza central es un diamante amarillo de casi 500 quilates, complementado por cascadas de diamantes blancos, esmeraldas y rubíes, todo montado en platino. La elaboración de esta joya excepcional tomó tres años.

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El broche de la emperatriz Eugenia de Montijo

Originalmente un cinturón, la emperatriz Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, transformó esta pieza en un broche con forma de lazo. Años más tarde, fue adquirido por el Museo del Louvre en una subasta por diez millones y medio de euros, donde se exhibe actualmente.

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La pulsera Jarretière de Marlene Dietrich

La actriz Marlene Dietrich, conocida por su pasión por las joyas, poseía una pulsera tridimensional de diamantes y rubíes. Esta pieza destacada fue lucida por Dietrich en la película Pánico en la escena de Alfred Hitchcock, reflejando su estilo y sofisticación.

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Los anillos de compromiso de Elizabeth Taylor

Elizabeth Taylor, famosa por su amor por las joyas, recibió a lo largo de su vida ocho piezas de compromiso, incluyendo anillos, collares y brazaletes, predominantemente con zafiros y esmeraldas, sus gemas favoritas. El primero le fue entregado en 1950 por Conrad Nicholson Hilton Jr., y el último por Larry Fortenski en 1991.

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El diamante Tiffany

Este diamante amarillo de 128,54 quilates es una de las gemas más espectaculares jamás descubiertas. Popularizado por Audrey Hepburn en la promoción de Desayuno con diamantes, actualmente se exhibe en la tienda insignia de Tiffany & Co. en Nueva York.

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El diamante Cullinan

Descubierto en Sudáfrica, el Cullinan es el diamante más grande encontrado hasta la fecha. Fue dividido en más de 100 gemas, de las cuales las nueve más grandes fueron adquiridas por la familia real británica. En la actualidad, conservan dos de estas gemas, utilizadas como broches.

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El diamante Hope

Este diamante azul de 45,52 quilates, hallado en la India en el siglo XVII, ha pasado por diversas manos, incluyendo las del rey Luis XIV y el banquero inglés Henry Philip Hope, de quien toma su nombre. Se dice que trae mala suerte a sus propietarios. En 1959, el joyero Harry Winston lo donó al Museo Smithsonian de Washington, donde permanece en exhibición.

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La joya más cara en una alfombra roja

En los premios Grammy de 2013, la cantante Carrie Underwood lució un collar de diamantes blancos valorado en más de 30 millones de euros, convirtiéndose en la joya más costosa jamás vista en una alfombra roja.

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El Collar de Jade Hutton-Mdivani

Este collar de jadeíta, considerado el más caro de la historia, fue subastado por Sotheby’s en Hong Kong, alcanzando un precio superior a los 27 millones de euros. Originalmente perteneció a la multimillonaria Barbara Hutton y, posteriormente, a su cuñada, la princesa Nina Mdivani.

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La Perla Peregrina

Tras pasar por las cortes inglesa, francesa y española de la época, esta perla, encontrada por un esclavo en Panamá que fue liberado tras rescatarla, llegó a ser lucida por María Tudor. Más tarde, pasó a manos de Elizabeth Taylor, gracias a Richard Burton, quien logró arrebatársela al mismísimo Alfonso de Borbón y Battenberg.

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El diamante Taylor-Burton

Este diamante de 33 quilates fue el regalo que Richard Burton hizo a Elizabeth Taylor en 1969. Burton pagó un millón de euros por él en una puja, superando al joyero Harry Winston, al Sultán de Brunei y al mismísimo Aristóteles Onassis. Tras su segundo divorcio, Taylor vendió el diamante y destinó parte de los fondos a construir una escuela en Botsuana, lugar donde se habían casado por segunda vez en 1975.

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Las joyas que hemos explorado no solo deslumbran por su belleza y perfección, sino también por las historias únicas que las acompañan, conectando épocas, culturas y emociones. Estas piezas legendarias nos recuerdan que una joya puede ser mucho más que un accesorio: es un símbolo de poder, amor, legado e incluso misterio. Si estas historias han despertado tu interés, sigue explorando nuestra serie dedicada a la fascinante historia de la joyería y descubre cómo estas obras maestras siguen inspirando la creación de nuevas piezas en el presente.